Los golpes de la vida muchas veces nos hieren pero también muchas veces nos enseñan, nos hacen más fuertes. Por eso aprendemos a agruparnos, a compartir experiencias, a unirnos con nuestros semejantes, a compartir intereses, a luchar por nuestros derechos, a festejar, a reír, a llorar. Así caminamos, así peleamos, así nos ponemos de acuerdo.
Pensando en la vida, esta vida que llevamos cada día con fervor, con tranquilidad, con tibieza pero con ganas de seguir, a veces sin saber por donde, pero de nuevo alguien o algo, una situación nos alienta y volvemos a levantarnos. Adelante! Es el único lugar que nos queda, pero ahora con más aliento, más ganas y tal vez con más fuerzas.
Pero sabemos que la única manera de progresar es hablando un mismo idioma (no de lenguaje), uno universal, el de la compasión por el otro, el de la comprensión, el de la confianza mutua, la verdad. Ojalá todos pudiéramos darnos cuenta de que necesitamos comunicarnos de esta manera para subir de nivel, en fin, para crecer, y no decrecer, no destruir nuestro planeta, nuestro hábitat, nuestra paz.
ANA SILVIA NARVAIZ
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